
Imagínese por un momento que no hubiera normas de tráfico y que cada conductor saliese a la carretera a su propio criterio que difícilmente va a coincidir con el criterio de otros conductores. Lógicamente estas condiciones derivarían en muchos problemas. Para evitar estos problemas están las normas de tráfico que establecen unos límites. En las relaciones interpersonales ocurre algo parecido, la ausencia de normas o límites conduce a los conflictos interpersonales.
«Nunca discutas con un «imbécil» porque te hará bajar a su nivel y te ganará por experiencia.»
Evidentemente, no podemos ceder nuestro poder a otras personas, sino que siempre debemos mantener el control en nuestra vida. La estrategia que proponemos es poner límites o establecer normas. Y repetimos: de esta manera podremos mantener el control de nuestra vida y que nuestra vida no entre en conflicto con la vida de los demás.
Poner límites y establecer normas en todas nuestras relaciones interpersonales puede marcar un antes y un después. Dejamos aquí debajo dos vídeos; el primero sobre cómo poner límites a los niños y el segundo sobre cómo poner límites con personas adultas tóxicas o narcisistas.
Poner límites es una manera eficiente de mantener el orden en nuestra vida cuando interaccionamos con otras personas. En el caso de los niños nos permite un ahorro de energía. Muchos padres no entienden que cuando los hijos no hacen caso, los gritos o repetir las cosas 20 veces no es la opción adecuada. Si ponemos límites, estamos evitando este desgaste de energía ya que no se deja cabida a las discusiones.
En el caso de las relaciones con personas tóxicas o narcisistas, poner límites nos permite mantener el control de nuestra vida y evitar los abusos. Muchas personas no respetan el espacio personal y con ellas, las explicaciones no sirven. El límite en casos extremos evidentemente es el contacto cero.
Procedencia de la imagen utilizada: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:STOP_%2837227083885%29.jpg